jueves, 18 de abril de 2013

La Conciliación laboral y familiar o la Clonación para compaginar sin morir en el intento.

Maria Castillo


Esta mañana dando mi paseo diario por Facebook, me he encontrado con una publicación en la que aparecen cuatro instantáneas pertenecientes a diferentes etapas de la eurodiputada italiana Licia Ronzulli y su bebé Vittoria. 

Entre las fotos hay una distancia de 3 años. La primera de ellas dio la vuelta al mundo, “Una Parlamentaria Europea acude a la sesión plenaria con su bebé de poco más de un mes”.

En la última foto, tres años después se puede ver lo mucho que ha crecido la pequeña Vittoria y cuanto ha evolucionado en este tiempo.

No se puede decir lo mismo de la legislación que ha de conciliar vida familiar y laboral. Sigue totalmente estancada y sigue perjudicando particularmente a las mujeres y especialmente a los niños.

Mientras que la OMS recomienda alimentar a los bebés, exclusivamente con leche materna, durante los 6 primeros meses de vida y continuar complementándola con otros alimentos al menos hasta los 2 años, el resto de instituciones mira hacia otro lado.

Es evidente que no se tienen en cuenta las necesidades, no solo alimenticias, si no también afectivas, emocionales y de desarollo de un bebé. Los datos sobre los permisos por maternidad/paternidad son lamentables en la mayoría de países europeos, siendo los países nórdicos (¡cómo no!) los que tienen más en cuenta la importancia de dedicación hacia nuestros bebés en sus primeros meses de vida.

Y no solo es complicado durante los primeros meses de vida… ¡es complicado durante años!. Te has de enfrentar a estresantes situaciones como la de darte cuenta de que tu hijo/a, que ya está en primaria, tiene fiebre justo en el momento en el que estás a punto de salir hacia el colegio y tu trabajo. Con lo que te ves a ti misma llamando desesperada a abuelos, canguro o algún voluntario disponible, al tiempo que telefoneas a tu jefe y tratas de explicarle que llegarás tarde. Evidentemente en lugar de comprensión has de escuchar como es de inoportuno tu retraso, con la reunión tan importante que tenía a primera hora y a todo esto tu hijo/a lloriquea pidiéndote que te quedes con él, que no te vayas y que le cojas en brazos que está malito.

¡Total! Que finalmente llegas a tu puesto de trabajo, tarde, estresada y hasta con ganas de llorar, sintiendo que has fallado como madre, como trabajadora e incluso como hija por abusar tanto de unos abuelos convertidos en canguros forzosos.

Al final, solo te queda la esperanza de que no pasen demasiados años antes de que consigamos encontrar la fórmula que nos permita cumplir con tu trabajo y con tu familia. Para muchas mujeres como yo, ya será demasiado tarde, pero...¡quien sabe!, quizás nos libremos de convertirnos en canguros forzosos...




1 comentario:

  1. Creo que con la actual crisis este tema va a peor, pues como trabajadora tienes ese miedo a perder el empleo y a demás hay muchas empresas (como donde yo trabajo) que sólo aceptan una conciliación llegando a los tribunales.
    Vamos hacia atrás como los cangrejos.Una desgracia.

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